Existe un lenguaje que va más allá de las palabras.
La vida no está hecha de deseos y sí de los actos de cada uno.
Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.
Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree.
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